Intento realizar las reseñas de los libros que me leo siempre desde el corazón y este no iba a ser menos porque precisamente sus autores se han dejado llevar por el mismo.
He de decir que nada más ver la portada ya sentí atracción por su lectura porque la misma ya hace que tengas unos segundos para la reflexión. En la portada ya nos encontramos la siguiente frase: Un libro sin las palabras “no” y “pero”. Una vida sin excusas.
“El amor que sientes hacia ti mismo condiciona el amor que puedes ofrecerle a los demás”
Y mi pregunta es ¿cuánto tiempo a lo largo de la vida utilizamos esas palabras? Cuando en verdad queremos disfrazarlas de excusas o de negatividad. Al leer este libro de Huellas te darás cuenta que hay que sacar fuerzas de donde no las hay y experimentar situaciones, así como dejarse llevar por lo que uno siente. Sin atender a ninguna otra cosa más porque al final la respuesta del alma es la acertada.
Al principio del libro cada uno de los escritores que han escrito este libro se define a través de una frase. Si la de David Alpuente empieza así Me siento pequeño y me llaman pequeño (…) la de Diego L. Rodríguez no queda en segundo lugar al comenzar así Volví a ver aquella sonrisa, y todo fue distinto (…) acompañadas de una serie de reflexiones que se han producido a lo largo de la vida de cada uno de ellos.
También los escritores han querido dejar unos consejos a la hora de leer el libro. Sacas jugo y pasas a la acción. Huellas tiene una misión que es transformar la vida de quien tiene este ejemplar en sus manos, porque ellos mismos quisieron plasmar su transformación a través de este libro.
Huellas se divide en 14 capítulos intensos, escritos en primera persona y perfectamente divididos entre ambos. Uno es quien relata la historia y el otro da los consejos mientras el otro cuenta su trayectoria de vida. He de deciros y me arriesgo a decir que cada momento puedes saber perfectamente quién lo está escribiendo si Diego o David. Diego cuenta su experiencia y es David quien realiza la reflexión al respecto.
“La ira es como una saliva que, si la tragas, se convierte en veneno”
Un libro lleno de maravillosas emociones entre las que destaco la rabia y el odio, la tristeza y la alegría entre muchos otros y un personaje clave a lo largo de la novela Sandra que será quien lleve a nuestro principal por el camino de la verdad y por el camino del despertar. Me llama la atención que introduzcan a la figura de Sandra para introducirse en el mundo interior a través del libro Despierta.
¿Por qué ante la muerte sí somos valientes para cambiar nuestro destino y ante un problema ridículo como suspender un examen o una discusión familiar solo nos lamentamos?
Otro personaje Álvaro el psicólogo del hospital que también va a ayudar a Diego a sobrellevar la enfermedad que le diagnostican con 17 años. Cada día le hace reflexionar y cada día le lanza una pregunta. Primero aparece la negación y poco a poco iréis viendo lo que va ocurriendo.
“Si tienes acotado tu problema, ese problema ya es historia, solo existen posibles soluciones”
Carmen es una paciente que se encuentra Diego en el hospital y que está sola. Jorge es el hermano de Diego con el que conecta a través de los pensamientos, como es llamado en la novela el pequeño principito. Cada uno de los personajes va a aportar algo positivo a Diego y así llegar a reflexiones de la que él nunca pensó que llegaría a tener. Él se llena de pensamientos esperanzadores y optimistas y así llega a la reflexión de que elige curarse.
“La Vida es como un gran eco; lo que recibes depende de lo que tú emites”
Hay diversas frases en la novela que quiero compartir con vosotros, las vais a ir encontrando a lo largo de la reseña,“Todo cuanto necesitas para ser feliz está en ti”
Si tuviera que definir el libro de una forma elegante diría que se basa en la reflexión de Mente sana, cuerpo sano así como en el precepto de ¿analizas o disfrutas de la vida? El libro consiste en el conocimiento de uno mismo, de los ejercicios con las meditaciones y de dejar a un lado las creencias limitantes que muchas veces no nos dejan actuar como realmente somos por la experiencia de vida de cada uno de nosotros.