Cierra los ojos. Haz una respiración consciente y profunda e intenta recordar qué has hecho hoy. Seguro que, por muy mal que te haya ido el día, has abierto los ojos y te has podido levantar de la cama, has tenido algo de hambre y la has saciado, te has vestido para salir a la calle y has vivido una nueva aventura. Vuelve a cerrar los ojos.
Haz de nuevo una respiración consciente y profunda e imagínate que esta mañana, cuando amaneciste para empezar el día, notaste que algo tiraba de ti hacia la cama. Al buscar el cristal para contemplar qué tiempo hacía fuera y decidir qué ropa ponerte, recordaste que en realidad el tiempo de la calle te es indiferente, dado que ni tan siquiera te permiten salir al pasillo que espera tras las cuatro paredes en las que vives encerrado.
Ahora sé que la mayor libertad que tienes como persona, es elegir tu actitud ante cualquier acontecimiento. La elección que hagas, determinará el transcurso de tu vida. Determinará tu camino. Tú, y solo tú, eliges si ser protagonista y disfrutar tu existencia o asumir el papel de víctima y maldecirla. ¿Cuál es la actitud con la que decides vivir hoy?
