Conócete a ti mismo

La felicidad es una elección

El camino hacia la humildad es un desafío que empieza en el autoconocimiento. Requiere por ello de una mirada objetiva hacia uno mismo, de honestidad y de un tiempo y un espacio para detenerse y pensar antes de actuar. ¿Qué te aporta ser humilde? Crecer sin minimizar a otros, cooperar en todo lo que hagas y dejar Huellas en quienes te rodean; estos son algunos de los secretos para sentir momentos de felicidad.

Solo puedes gestionar bien aquello lo que conoces. El autoconocimiento o la conciencia de uno mismo, con nuestras virtudes y defectos, nuestro potencial y nuestras limitaciones, supone una tarea retadora y apasionante. Para detectar qué actitudes diarias modificar y convertirte en un ser más humilde precisas, primero, conocerte a fondo. La conciencia precede al cambio. Solo podrás cambiar aquello que aceptes como mejorable cuando logres conocerte de manera profunda y sincera. Tomar la decisión de vivir siendo auténtico y fiel a ti mismo te volverá vulnerable, y en el camino habrás de sortear obstáculos con destreza y cintura, siendo indispensable el conocimiento pleno de tus fortalezas y aspectos mejorables. El tiempo invertido en conocerte te permitirá aprovechar al máximo tu potencial.

Aprende a verte con respeto, comprensión y de forma honesta. Solo quien es capaz de mirarse a los ojos en el espejo sin bajar la vista puede aceptarse y perdonarse. Corre los velos que te impiden contemplarte con honestidad. Deja a un lado la vergüenza, el miedo y la culpa. Esas son algunas de las emociones que te alejan de tu verdadero yo y evitan que te veas tal cual eres. Hazlo con una mirada respetuosa, compasiva, objetiva y consciente. ¿Qué ves cuando te miras? Quizá podrías echar una mano a las personas de tu entorno con más frecuencia, mejorar en algunas áreas y dejar de hacer la vista gorda ante algunas de tus actitudes egoístas. Ya es hora de mirarte con la cabeza bien alta, sostenerte la mirada y, con madurez y entereza, decidir qué decides cambiar. ¡Y cambiar!

La peor de las mentiras es el autoengaño. En el proceso de crecer en la humildad el autoconocimiento es vital, sí, y en el camino hasta él la honestidad es un paso crucial. Para ser consciente de tus flaquezas, aceptarte tal cual eres, amarte, y seguir adelante superando las caídas, necesitas ser honesto contigo mismo. La falsa modestia es propia de alguien que se miente a sí mismo. Nadie que se inventa una versión complaciente de su propio yo, alcanza la humildad necesaria para dejar Huellas en este mundo. La humildad va de la mano de la autocrítica; recuérdalo.

Genera el hábito de parar y dedicarte tiempo. Transitar el camino hacia la humildad es un auténtico reto en una época en la que se vive a toda velocidad para llegar a ninguna parte. Advertirás que las horas del día son insuficientes para hacer todo aquello que pretendes. Pregúntate: ¿qué espacio de tiempo te regalas? De todas las prioridades de tu jornada y de tu Vida, tú deberías ser la primera. Busca un espacio, o créalo si es necesario, y dedica tiempo a mirar en tu interior. El gran desafío es generar el hábito de hacer una parada obligada en algún momento del día, todos los días.

Desarrollar una actitud humilde es posible si te comprometes de verdad y te olvidas de las excusas. Si decides fluir con el Universo y aceptas todo como es, incluso a ti mismo, podrás lograrlo. Vive más plenamente.

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