Aprende a verte con respeto, comprensión y de forma honesta. Solo quien es capaz de mirarse a los ojos en el espejo sin bajar la vista puede aceptarse y perdonarse. Corre los velos que te impiden contemplarte con honestidad. Deja a un lado la vergüenza, el miedo y la culpa. Esas son algunas de las emociones que te alejan de tu verdadero yo y evitan que te veas tal cual eres. Hazlo con una mirada respetuosa, compasiva, objetiva y consciente. ¿Qué ves cuando te miras? Quizá podrías echar una mano a las personas de tu entorno con más frecuencia, mejorar en algunas áreas y dejar de hacer la vista gorda ante algunas de tus actitudes egoístas. Ya es hora de mirarte con la cabeza bien alta, sostenerte la mirada y, con madurez y entereza, decidir qué decides cambiar. ¡Y cambiar!